
Falleció José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, a los 89 años, tras una prolongada lucha contra un tumor esofágico.
Con su partida se despide una de las figuras políticas más influyentes de América Latina, cuya vida y legado estuvieron marcados por la militancia, la resistencia, y, sobre todo, un compromiso inquebrantable con la paz.
Exguerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, Mujica pasó más de una década encarcelado durante la dictadura uruguaya, una experiencia que moldeó su visión política centrada en la reconciliación, la humildad y la justicia social.
Como presidente de Uruguay (2010–2015) y aún después de dejar el poder, Mujica se convirtió en una voz respetada en la escena internacional, en especial por su defensa de soluciones negociadas a los conflictos armados. Su vínculo con Colombia fue especialmente fuerte: acompañó de cerca los procesos de paz, habló con franqueza sobre los desafíos de la implementación, y ofreció orientación basada en su propia historia de militancia, cárcel y transformación.
Su participación en momentos clave del proceso colombiano, como la firma del Acuerdo de Paz con las Farc en 2016, dejó frases memorables: “El perdón no es olvidar, es superar” o “la paz no es un instante, es un proceso largo y a veces doloroso”.
Mujica no solo interpretó la paz como un pacto político, sino como una construcción social que exige generosidad, memoria y compromiso colectivo.
Durante los diálogos con el ELN, bajo el gobierno de Gustavo Petro, volvió a ser una presencia activa, destacando que “la paz no es rendición, es convivencia”.
Hasta sus últimos días, debilitado por la enfermedad, siguió enviando mensajes de esperanza y lucha: “Aún con mis viejos huesos, sigo militando por una humanidad mejor”, dijo en marzo de 2025 en un video compartido por el presidente colombiano.
Mujica no solo deja una huella en Uruguay, sino también en Colombia y en toda América Latina.
Su muerte cierra un capítulo, pero su legado hecho de palabras sencillas, ética austera y compromiso profundo sigue iluminando el camino hacia una paz posible.