
El Vaticano, Roma.- El debilitamiento del voto de los cardenales italianos a favor de Pietro Parolin y el apoyo recibido por el húngaro Peter Erdö crearon un escenario favorable para la elección del nuevo Papa León XIV en el cónclave de la semana pasada.
Datos revelados por la prensa internacional indican que hubo un empate en la cuarta votación entre Parolin, Erdö y Robert Francis Prevost, quien finalmente fue elegido y ahora se llamará León XIV.
Prevost permaneció sentado y un poco abrumado cuando logró obtener los 89 votos requeridos entre los 133 cardenales calificados en el cónclave para llenar la vacante dejada por el fallecido Francisco.
La división del bloque del italiano Parolin y el escaso apoyo que recibió el conservador húngaro permitieron que Prevost ganara simpatías y fuera anunciado como el nuevo Papa en la cuarta votación del cónclave.
Prevost es el primer estadounidense en convertirse en jefe de la Iglesia Católica, que cuenta con una feligresía de 1,600 miembros.
Sin embargo, se revela que en su elección no hubo ninguna sorpresa. Durante todo el proceso, Prevost mantuvo una presencia sólida y constante, obteniendo una alta valoración desde días antes del cónclave, informa el periódico Infobae en una publicación que ofrece detalles sobre la elección del nuevo Papa.
Entre las cualidades observadas por los cardenales, se destacaron su estilo sobrio, su método metódico y su capacidad para dialogar, lo cual llama la atención.
Desde antes de su elección y después de ella, Prevost fue visto por los cardenales como el continuador del espíritu reformista promovido por Francisco.
El periódico Corriere della Sera informa que la falta de cohesión entre los cardenales italianos fue determinante para que Parolin perdiera fuerza en las votaciones.
Varios cardenales han admitido que la falta de unidad entre los italianos debilitó seriamente las posibilidades de Parolin para convertirse en Papa.
El periódico Corriere della Sera revela, en el caso del húngaro Peter Erdö, que su candidatura fue apoyada por una alianza entre prelados africanos y europeos alineados con posturas rígidas.
El arzobispo de Esztergom-Budapest, de 72 años, es conocido por su sólida formación teológica y jurídica. Fue la apuesta de un grupo de cardenales conservadores que buscaban un cambio en la orientación impulsada por Francisco durante sus doce años de pontificado.