
Santo Domingo, RD.- República Dominicana no se cansa de clamar en el desierto por la crisis de seguridad en Haití.
Su voz resuena en los bien adornados escenarios de las Naciones Unidas y de la Organización de los Estados Americanos.
La dura realidad que se vive en Haití, caracterizada por la violencia, el abuso, el secuestro y la inseguridad alimentaria, es conocida por los líderes de Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Alemania.
Por decimosexta ocasión, República Dominicana regresó este miércoles al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
"El tiempo se ha agotado", advirtió el canciller dominicano Roberto Álvarez en su reciente comparecencia ante la máxima instancia de las Naciones Unidas.
Desde la perspectiva de las autoridades dominicanas, ha llegado el momento de actuar con urgencia, coherencia y audacia.

Sin embargo, no se ha logrado nada, excepto el envío de la misión de paz liderada por Kenia en el territorio haitiano desde hace un año, con pocos resultados favorables.
La preocupación de República Dominicana ha sido la misma desde el inicio de la crisis haitiana: el peligro y la amenaza que acechan a la región y a su propio entorno debido al agravamiento de la situación en Haití, principalmente a causa de la violencia generada por más de 200 bandas armadas que han logrado controlar más del 85 por ciento de Puerto Príncipe.
El caos institucional y la inseguridad han dejado sus secuelas en los primeros seis meses de este año: 4,026 fallecidos, según las cifras oficiales de las Naciones Unidas.
"La inacción podría tener consecuencias irreversibles", es el argumento esgrimido este miércoles por el canciller Roberto Álvarez en el afán de la administración del presidente Luis Abinader por obtener el apoyo de la comunidad internacional.
El escenario de "colapso humano, institucional y de seguridad acelerado", que no solo amenaza a Haití, sino también a la estabilidad regional, constituye un motivo de alerta para la República Dominicana, que enfrenta la presión de un pueblo haitiano que emigra a través de su frontera por temor a la violencia.
A pesar de la voluntad de propósitos y de unidad mostrada por Abinader y los expresidentes Leonel Fernández, Danilo Medina e Hipólito Mejía, así como del diálogo impulsado entre todos los sectores en el marco del Consejo Económico y Social, no se ha logrado despertar la conciencia del liderazgo mundial reunido en la ONU ante el descalabro que se vive en Haití.
Los grupos armados, como Izo, Gran Grif y otras redes criminales que dominan barrios enteros, imponen el terror con métodos atroces, denunció el canciller dominicano ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
“Estas organizaciones terroristas cometen decapitaciones, ejecuciones públicas y ejercen una violencia sexual espeluznante, particularmente contra mujeres, niños, periodistas y defensores de los derechos humanos”, puntualizó.
La solución inmediata que visualiza la República Dominicana es que la comunidad internacional, con la ONU como respaldo, desempeñe un papel más comprometido y decisivo en las operaciones de una misión de paz, brindando mayor apoyo financiero y logístico, para ayudar a rescatar al pueblo haitiano de las garras de la violencia y la inseguridad promovidas por las bandas armadas.
"La situación en Haití no admite ambigüedades", expresó Álvarez ante los miembros del consejo.
"Esta es mi decimosexta comparecencia ante este consejo para tratar la crisis que aqueja a Haití y cuyos efectos afectan gravemente a mi país", subrayó.
SE ALZAN VOCES
Al menos, Panamá ha comprendido la preocupación de los dominicanos y, durante su turno en la reunión de este miércoles, dejó claro que ya es momento de presentar informes, mientras la situación en Haití sigue agravándose.

"Consideramos urgente que este consejo avance cuanto antes en la puesta en marcha de las recomendaciones del secretario general de la ONU para la creación de una oficina de apoyo a la misión de seguridad. Estas recomendaciones fueron presentadas hace más de cuatro meses; Haití y su gente no pueden esperar más. No es una opción seguir acumulando informes que describen repetidamente la cruda realidad de más asesinatos. Es tiempo de actuar ya", afirmó la representación panameña.

En ese mismo escenario, la representación de Francia pidió a todos los socios internacionales que redoblen esfuerzos para que, junto con el consejo en su totalidad, se pueda avanzar rápidamente hacia una decisión sobre las propuestas presentadas por el secretario general.
Por su parte, la delegación de Estados Unidos ha vuelto a insistir en un mayor papel de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que considera compatible con los distintos modelos de apoyo de Naciones Unidas que se están examinando.

La representación de China ha solicitado a los donantes de la misión de seguridad que cumplan con sus compromisos y estén a la altura de las expectativas del pueblo haitiano.
La representación de Rusia, uno de los cinco países con derecho a veto en el Consejo de Seguridad, considera que Puerto Príncipe necesita esa ayuda externa ahora más que nunca.
Kenia ha expresado su disposición a continuar en territorio haitiano, pero en el contexto de una respuesta integral de la comunidad internacional, bien dotada de recursos. Esto se debe a que ha recibido poco apoyo financiero y logístico durante su año de misión, a pesar del acompañamiento de efectivos de Belice, Bahamas, Jamaica y El Salvador.
LAS CIFRAS QUE DUELEN
En un informe de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH) se revela un aumento del 24 % en los "homicidios intencionados" en Haití, con un total de 4,026 víctimas en los primeros seis meses del año.

Entre los fallecidos hay 376 mujeres, 21 niñas y 68 niños.
Los haitianos desplazados dentro de su propio territorio suman 1,3 millones.
"Sin una mayor acción de la comunidad internacional, el colapso total de la presencia estatal en la capital podría convertirse en un escenario muy real", argumenta esa agencia de las Naciones Unidas.