
La Habana,— La última central eléctrica flotante de origen turco en Cuba, la Suheyla Sultan, fue desconectada del sistema eléctrico nacional el pasado 2 de agosto y abandonó hoy el puerto de La Habana, poniendo fin a un acuerdo energético iniciado en 2019 entre el gobierno cubano y la empresa turca Karpowership.
Estas plantas flotantes —conocidas como patanas— llegaron al país como una respuesta urgente a la obsolescencia del sistema eléctrico nacional, afectado por décadas de falta de inversión y restricciones vinculadas al embargo estadounidense, según medios oficialistas. En su punto más alto, llegaron a aportar hasta 450 megavatios (MW) al Sistema Eléctrico Nacional (SEN), funcionando con fuel oil y brindando una solución rápida frente a los frecuentes apagones.
No obstante, la relación entre Cuba y la compañía turca comenzó a deteriorarse en 2024, debido a retrasos en los pagos atribuidos a la crisis financiera del gobierno cubano. A mediados de 2025, varias unidades comenzaron a desconectarse, y la Suheyla Sultan —que aún aportaba 240 MW— fue la última en cesar operaciones.
El Ministerio de Energía y Minas justificó su salida por "razones comerciales", aunque analistas ven en este hecho una señal clara de la fragilidad económica del país y del agotamiento de soluciones temporales ante un problema estructural.
El retiro de las patanas deja un vacío considerable en la generación eléctrica, agravando los apagones que ya afectaban a amplias zonas del país y marcando el fin de una etapa de cooperación energética entre Cuba y Turquía.