
El Papa Francisco dedicó en vida un emotivo prefacio a la última obra del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, titulada “Vivir y pensar el Dios de los pobres”, publicada póstumamente por la editorial Queriniana (Brescia, 2025). Traducido al italiano por Marta Pescatori y editado por Leo Guardado, el libro recoge las reflexiones finales del padre de la Teología de la Liberación, una corriente que transformó la mirada de la Iglesia hacia los más necesitados.
En su texto, Francisco evoca con cercanía y gratitud la figura de Gutiérrez, a quien define como “un fiel siervo de Dios y amigo de los pobres”, un hombre cuya vida y pensamiento “moldearon la vida de la Iglesia y siguen vigentes hoy, con una frescura que abre nuevos caminos para el seguimiento de Jesús”.
El Pontífice recuerda sus palabras del día de su fallecimiento: “Hoy pienso en Gustavo, Gustavo Gutiérrez. Un gran hombre, un hombre de Iglesia que supo callar cuando era necesario, que supo sufrir cuando era necesario y que supo dar tanto fruto apostólico y una teología tan rica.”
Un legado nacido del Concilio Vaticano II
El Papa sitúa el origen de la inspiración teológica de Gutiérrez en la efervescencia del Concilio Vaticano II, cuando el joven sacerdote acompañó al cardenal Juan Landázuri Ricketts, arzobispo de Lima. Aquel “inmenso soplo del Espíritu”, escribe Francisco, abrió horizontes para una Iglesia capaz de mirar el mundo desde la realidad de los pueblos latinoamericanos.
De esa experiencia brotó lo que el propio Gutiérrez llamó “la irrupción de los pobres”: una llamada urgente a vivir la fe desde la justicia, a pensar a Dios desde el sufrimiento y la esperanza de los más olvidados. Inspirado en las palabras de Juan XXIII —“La Iglesia de todos, y particularmente la Iglesia de los pobres”—, el teólogo peruano dedicó su vida a encarnar ese ideal.
Fuente: Vatican News.