
Ante la creciente presencia de buques y aeronaves con capacidad nuclear de Estados Unidos en el mar Caribe, diez exjefes de gobierno de la región emitieron una advertencia conjunta sobre el riesgo que representa la militarización extranjera para la paz y la estabilidad regional.
En una declaración titulada “El espacio caribeño: una zona de paz en tierra, mar y aire donde prevalece el estado de derecho”, los exmandatarios instaron a la moderación y reclamaron el retiro del despliegue militar estadounidense para evitar que el Caribe sea arrastrado a conflictos globales “que no son de nuestra creación”.
“Nuestra región nunca debe convertirse en un peón de las rivalidades de otros”, expresaron los firmantes, entre ellos Baldwin Spencer (Antigua y Barbuda), Freundel Stuart (Barbados), Tillman Thomas (Granada), Said Musa y Dean Barrow (Belice), junto a los exlíderes jamaiquinos Bruce Golding y P.J. Patterson, y Donald Ramotar (Guyana).
Los exjefes recordaron que desde la histórica reunión de Chaguaramas en 1972, bajo la dirección del Dr. Eric Williams, el Caribe consagró la paz como principio rector del desarrollo regional. Reafirmaron que los conflictos internacionales deben resolverse a través del derecho internacional y la diplomacia, no mediante la fuerza militar.
Asimismo, destacaron que el mar Caribe es vital para la supervivencia económica de la región, sustentando el comercio, el turismo, la pesca y el transporte marítimo, por lo que cualquier desestabilización podría tener graves consecuencias económicas y humanas.
Aunque reconocieron la importancia de acuerdos de cooperación en materia de seguridad —como el Shiprider Agreement con EE.UU.— insistieron en que toda colaboración internacional debe respetar la soberanía caribeña y el debido proceso.
“Nuestra cooperación con socios extranjeros nunca debe estar por encima de nuestra soberanía colectiva”, subrayaron.
Finalmente, los exlíderes llamaron a los actuales gobiernos de CARICOM a intensificar los canales diplomáticos para reducir las tensiones y defender el legado del Caribe como una región pacífica y soberana.
“Preservar el Caribe como Zona de Paz no es opcional, es un deber existencial. Nuestra historia compartida y nuestro destino común no exigen menos”, concluye la declaración.