WASHINGTON.- El inicio de una investigación del FBI por las acusaciones de abusos sexuales contra el nominado del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para el Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, puso en riesgo su candidatura y dio alas a sus detractores, que hoy redoblaron su rechazo al juez.
La líder de los demócratas en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, incrementó este sábado sus ataques al magistrado y cuestionó su idoneidad para ejercer como juez en cualquier corte.
“Si no dice la verdad al Congreso y al FBI, entonces no solo no es apto para estar en el Tribunal Supremo, sino tampoco para la corte en la que está”, dijo Pelosi sobre Kavanaugh, actual juez de apelaciones, en declaraciones recogidas por medios locales.
Según The Washington Post, las autoridades ya han comenzado a realizar las pesquisas y a contactar con los primeros testigos clave, entre ellos la segunda de las tres mujeres en acusar públicamente al juez, Deborah Ramírez.
Este mismo sábado, la influyente Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) comunicó su oposición al candidato ante las alegaciones.
“ACLU se opone a la confirmación del juez Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo. Hay alegaciones creíbles de que el juez Kavanaugh ejerció malos comportamientos que no han sido investigados adecuadamente por el Senado”, aseguró en un comunicado la presidenta de la organización, Susan Herman.
Ayer el presidente decidió ordenar al FBI que realice una investigación sobre las acusaciones de abusos contra su nominado, a pesar de que días atrás había dicho que el buró no debía involucrarse en estos asuntos, en respuesta a las peticiones de la oposición y de algunas voces de su partido.
La decisión llegó después de una convulsa sesión del Comité Judicial del Senado en la que, en el último minuto, uno de los senadores republicanos, Jeff Flake, rompió la postura mantenida por el partido y reclamó las pesquisas, alineándose con los demócratas, que han tratado de retrasar el proceso desde el inicio.
Estas averiguaciones deberán desarrollarse rápidamente, ya que tendrán que estar completadas para el próximo viernes, 5 de octubre, y solo podrán abarcar las alegaciones de abusos sexuales hechas públicas hasta la fecha.
En 1991, en un caso similar de acusaciones, el FBI logró investigar en tan solo tres días las alegaciones de Anita Hill contra Clarence Thomas, entonces nominado al Tribunal Supremo, sala en la que ejerce actualmente, recordaron medios estadounidenses.
Kavanaugh ha sido acusado de abusos sexuales por tres mujeres, entre ellas Christine Blasey Ford, quien este jueves acudió al Senado para contar su versión, en una audiencia pública y televisada, ante un comité con abrumadora mayoría de hombres.
Según Ford, en una fiesta de 1982, el ahora juez y un amigo de este le llevaron a una habitación, donde Kavanaugh se sobrepasó con ella, le toqueteó el cuerpo y le tapó la boca para silenciar sus protestas hasta que ella pudo huir.
Ford declaró, entre lágrimas y con la voz entrecortada, que en ese momento pensó que Kavanaugh le violaría y que le mataría accidentalmente, ya que no le dejaba respirar.
La declaración de la supuesta víctima multiplicó el número de llamadas al teléfono de atención a víctimas de violencia machista en el país (RAINN, por sus siglas en inglés).
“El número de personas atendidas por la Línea Nacional ante Abuso Sexual fue de un 201 % superior a la media”, informó en su cuenta de Twitter el servicio.
La respuesta de Kavanaugh, por el contrario, levantó las suspicacias de quienes le ven como un candidato partidista después de que lanzara ataques dirigidos específicamente a los legisladores progresistas en tono agresivo y desafiante.
A la espera de conocer las averiguaciones de las autoridades, la nominación de Kavanaugh también vuelve a poner a prueba la debilidad de los republicanos en el Senado, donde gozan de una leve mayoría de 51 de cien escaños.
Para que el candidato sea confirmado, los conservadores deberán lograr al menos 50 votos a favor, por lo que tan solo podrían permitirse el voto contrario de uno de sus legisladores.