A casi 11 años de entrar en vigencia el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, gremios empresariales del arroz de Colombia advirtieron que el país no está preparado para el impacto que generarán las importaciones masivas de arroz estadounidense con cero arancel.
En esta ocasión la advertencia fue hecha por la directora ejecutiva de la Cámara Colombiana de Industriales del Arroz de la ANDI (Induarroz), Sandra Avellaneda, quien insistió en que los productores colombianos de arroz deben aumentar los rendimientos para poder competir con el país del norte, que podrá ingresar de manera ilimitada y con cero arancel desde el primero de enero de 2030.
“La misión del país es adelantar un proceso de preparación de cara a la desgravación arancelaria para el arroz procedente de los Estados Unidos”, señaló Avellaneda ante representantes de los arroceros procedentes de los departamentos del Tolima y Huila.
La directora de Induarroz señaló que la desgravación arancelaria para el arroz estadounidense termina en solo siete años, es decir, el 1 de enero de 2030, y resaltó que el Tolima Grande tiene los máximos niveles de rendimiento.
“Como cadena debemos prepararnos para asumir este reto. Para ello, es prioritario concertar una agenda de competitividad entre todos los agentes de la cadena con visión de largo plazo y una estrategia de exportación de excedentes”, aseguró la directora de Induarroz.
Rafael Hernández, presidente de Fedearroz, coincide con Avellaneda en que los productores colombianos tienen la capacidad de lograr una productividad similar a la de los productores estadounidenses. Sin embargo, enfatiza en que al tema tecnológico y agronómico se le deben sumar los enormes subsidios que reciben los arroceros del país del norte, los cuales ponen en una fuerte desventaja a los nacionales.
Frente a esto, Hernández explicó en entrevista con este medio que la competencia no se da en igualdad de condiciones, pues los productores estadounidenses cuentan con subsidios de los que carecen los colombianos. Si bien ha aclarado que esos subsidios están prohibidos por la Organización Mundial del Comercio (OMC), “ese país los ha camuflado con otros rubros como la protección al medio ambiente, que les compensan y son el equivalente a un subsidio”.
“A los productores de granos el Tratado de Libre Comercio no nos favorece, y mucho menos hacia el futuro, porque aunque estamos logrando la competitividad falta ver cuál será la respuesta cuando logremos ser competitivos, si van a seguir dando ayudas y apoyos a los exportadores en Estados Unidos”, dijo en esa ocasión.
El proceso que condujo a la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos inició en 2003, luego de que la iniciativa del ALCA fuera abandonada para darles paso a los tratados binacionales y de que, en agosto de ese año, el representante Comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, se reuniera en Bogotá con el expresidente Álvaro Uribe.
El Congreso de la República de Colombia aprobó el Tratado en junio de 2007 y un mes después el presidente de la República sancionó la Ley 1143 que le dio vida. En julio de 2008, la Corte Constitucional lo encontró ajustado al ordenamiento constitucional, al igual que el “Protocolo Modificatorio” del mismo Acuerdo, firmado en Washington en junio de 2007.
Por el lado de los Estados Unidos, el Congreso aprobó el Tratado el 12 de octubre de 2011, el expresidente Barack Obama lo firmó el 21 de octubre de ese mismo año y entró en vigencia el 15 de mayo de 2012, cuando estaba en la presidencia de Colombia Juan Manuel Santos.
Si bien los años de la negociación estuvieron marcados por las protestas en Colombia y varios sectores agropecuarios e industriales advirtieron que el TLC podría perjudicar la producción nacional, el gobierno de Juan Manuel Santos continuó con el legado de su predecesor.
En la negociación el sector del arroz ganó algo de tiempo, en el sentido de que se logró una desgravación progresiva de los aranceles que paga el arroz importado de los Estados Unidos y un sistema de contingentes. Los arroceros acordaron que, solo a partir de 2030, habría importación ilimitada de arroz con cero arancel.
Así se lo explicó Rafael Hernández a Más Colombia: “Que nosotros hayamos logrado un plazo de desgravación muy amplio, de 19 años, y que nos respetaran el arancel de la OMC [Organización Mundial del Comercio], que en ese momento era del 80%, fue la forma como logramos que se negociara el arroz en ese Tratado de Libre Comercio”.
Además, Hernández resaltó que esa negociación fue mejor que la que lograron concretar otros sectores, pero que en 2030 “nos podrán traer el arroz que quieran con cero arancel”.
Por su parte, Sandra Avellaneda resaltó que el sector debe reducir los costos de producción por hectárea. Para ello, señaló que “la tecnología existe y de hecho en este departamento [Tolima] hay agricultores que son productivos sembrando arroz y el gran reto es lograr que esa tecnología llegue a todos los productores”, explicó Avellaneda.
El programa de Adopción Masiva de Tecnología (AMTEC) es la tecnología con la que el gremio arrocero espera mejorar la productividad del cultivo, de cara al TLC con los Estados Unidos. Creado por Fedearroz en el año 2014 para aumentar la productividad y reducir los costos de producción de los productores colombianos de arroz, este programa ha permitido alcanzar una productividad de 11 toneladas por hectárea en el departamento del Tolima.
La implementación de esta tecnología, sin embargo, aún es marginal. Los productores empresariales de arroz se encuentran más avanzados en el proceso, pero la mayoría de los productores campesinos aún no cuenta con ella.
En los últimos doce años, las importaciones de arroz han venido en aumento. El punto más alto se registró en 2020, cuando ingresaron al país 177 mil toneladas del cereal procedentes de Estados Unidos, de acuerdo con los datos reportados por el Mapa Regional de Oportunidades (MARO), la plataforma estadística de Colombia Productiva.