Santo Domingo- Hoy se conmemora una de las fechas más esperadas por los fieles católicos: el Viernes de Dolores. Esta jornada, profundamente arraigada en la tradición cristiana, marca el inicio espiritual de la Semana Santa y recuerda los sufrimientos de la Virgen María ante la Pasión de su hijo, Jesucristo.
Esta celebración litúrgica tiene lugar el viernes anterior al Domingo de Ramos y se enmarca dentro de la quinta semana de Cuaresma, un periodo de preparación y recogimiento que culmina con la resurrección de Cristo en Pascua.
Según los Evangelios y la tradición cristiana, el Viernes de Dolores invita a la meditación sobre los siete grandes sufrimientos que María, madre de Jesús, soportó a lo largo de su vida:
Cada uno de estos momentos ha sido motivo de reflexión, oración y expresión de devoción durante siglos.
Es importante señalar que, tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, muchas celebraciones consideradas duplicadas fueron modificadas o eliminadas del calendario litúrgico oficial. En ese contexto, el Viernes de Dolores perdió su categoría como festividad litúrgica formal dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, y su celebración fue trasladada al 15 de septiembre.
No obstante, en el año 2000, con la publicación de la tercera edición del Misal Romano, el papa San Juan Pablo II recuperó un espacio especial para esta devoción, introduciendo una conmemoración de los Dolores de la Santísima Virgen.
A pesar de los cambios litúrgicos, el Viernes de Dolores sigue siendo una fecha de gran arraigo popular en numerosas regiones del mundo hispano, donde se celebran misas, procesiones y actos de recogimiento dedicados a la Virgen Dolorosa. En muchos lugares, las imágenes marianas se visten de negro, y los fieles acuden masivamente a rendir homenaje a la madre de Cristo, recordando su fortaleza, fe y entrega silenciosa.
Este día marca el preludio de los momentos más intensos de la Semana Santa y es una invitación a acompañar espiritualmente a María en su camino de dolor y esperanza.